En ninguna época de la Historia se ha hablado más que en la actual de la depresión, no porque el ser humano no haya estado aquejado de ésta, sino porque cada vez son más y más las personas, de todas las edades y condiciones que la sufren. Muchas “recetas” podemos encontrar pero en la práctica funcionan un corto tiempo y luego se vuelve a lo mismo y quizá peor. ¿Qué se puede hacer ante esto?
Aquí podrás leer:
Debemos entender que nada en la naturaleza es lineal
Ni tampoco todo el tiempo estamos en un progreso infinito. Observemos el nacimiento de una planta: parte de una semilla que la enterramos, ésta se abre para dar paso a la germinación, luego aparecerá la pequeña plantita saliendo de la tierra, más tarde observaremos hoja, flores, frutos y estos últimos llevan dentro las semillas que a su tiempo caerán en la tierra y volverán a germinar mientras la planta madre morirá y así se mantendrá el ciclo de la vida. De ninguna manera la pequeña plantita crecerá hasta el infinito, ni cada día tendrá más hojas, más flores y más frutos sin parar.
Otro ejemplo: observemos el transcurso de un día. Partamos del amanecer donde la luz del Sol empieza a tomarse el cielo que aún está obscuro, pasa la mañana, llega el medio día en el cual el Sol está en su punto máximo de luz, o sea, el día está en la cima de claridad, luego viene la tarde, y poco a poco, el Sol va ocultándose y la luz va disminuyendo hasta llegar a la noche en donde la obscuridad reina.
La esencia de la vida es tener altos y bajos
Con estos dos sencillos ejemplos nos damos cuenta que hay períodos en los cuales hay esplendor, hay cúspides y otros en los que se nota todo lo contrario. Ahora si aplicamos esto en la emocionalidad, los resultados son los mismos. Tendremos momentos en los cuales estaremos alegres, eufóricos, entusiasmados y habrá otros en los cuales nos sentiremos tristes, solos, abandonados, viendo todo negro, para luego volver a otro ciclo como el primero que será seguido por el segundo y así sucesivamente.
Lo primero que debemos hacer es reconocer que esta sucesión de ciclos emocionales es natural, nadie está libre de ellos y la depresión está ubicada en el ciclo emocional que podríamos llamarlo “negativo”.
Todos tenemos problemas, grandes o pequeños, es muy mala estrategia creer que somos los únicos a los que les pasan “cosas malas”. Estas “cosas malas” son las que nos ponen a prueba para darnos cuenta si hemos crecido interiormente, o sea, son parte de nuestra naturaleza humana.
La publicidad nos han vendido que todo debe ser feliz y perfecto
La cultura actual nos ha invadido con que todo debe ser feliz, libre de conflictos, nadie debe esforzarse porque el esfuerzo es molestoso, etc., etc., etc., esto ha hecho mucho daño porque ha engendrado hombres y mujeres endebles emocionalmente, creyéndose incapaces de resolver sus conflictos, en espera de que algo o alguien los resuelva por ellos, por eso ante el primer embate de la vida se dejan caer.
La depresión, cuando nos domina, nos imposibilita para enfrentar la vida, tomar decisiones, buscar soluciones. Reconozcamos que ésta existe pero que yo soy superior a ella, mantengamos la mente ocupada, trabajemos con alegría, amemos con toda el alma; consideremos que todo aquello que nos pasa es porque debe pasarnos. Con esto no estamos negando que existe la depresión sino que la estamos enfrentando como verdaderos seres humanos, difícil, sí, pero es la manera más certera de vencerla.
