Nuestros queridos amigos caninos son tan inteligentes que aprenden muchas cosas y más rápido de lo que podemos imaginar. Una de ellas, y que lo hacen con tanta destreza y efectividad (porque nunca falla), es poner carita de “dame un poquito no más”, con ojitos de “angelito muerto de hambre” y… el resultado es obvio. ¡Pero cuidado, lo que comemos nosotros no siempre es bueno para ellos!
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A los perritos no les hace bien lo que mismo que a nosotros
Debemos partir considerando como cuestión importantísima que el organismo canino no funciona de la misma manera que el nuestro a pesar de tener en común órganos como el corazón, hígado, riñones, estómago y demás. Hay alimentos que los humanos metabolizamos sin problema pero los perros no poseen ciertos elementos que son necesarios para digerir de manera óptima la comida humana.
Chocolate: NO
Por ejemplo: el chocolate. Contiene teobromina, que se vuelve tóxica en el cuerpo del perro. El chocolate negro es muy beneficioso para el hombre pero es el más peligroso para el perro, en especial el que tiene 70% de cacao. Un pastor collie puede morir ingiriendo una barra de 200 g con sólo 40% de cacao. La teobromina induce taquicardia, vómito, diarrea, provoca mucha sed, irrita el estómago. Dependiendo de la cantidad que haya consumido el can, puede morir entre 6 y 24 horas, no existe antídoto, tan sólo un tratamiento para aletargar la asimilación de ésta pero no se puede eliminar del cuerpo del animalito. Produce además afectación nerviosa, lo que deviene en convulsiones.
Lácteos con cuidado
Los lácteos: leche, queso, etc. La leche contiene lactosa y como sucede con muchos humanos, hay perros intolerantes a la lactosa, y de éstos hay mayor cantidad que de los primeros. Para digerir la leche se necesita “lactasa” que es una encima que rompe la molécula de lactosa que por cierto es muy compleja. Hay perros que producen suficiente lactasa pero hay otros que no, es por esta razón que no a todos les sienta bien la leche. Los síntomas pueden ser: diarrea, gases, vómito, dolor estomacal. Mucho cuidado en dar leche de vaca a los cachorritos lactantes, lo recomendable es proporcionarles leche para perros, sea líquida o polvo disuelto en agua, ya que el organismo de estos bebés es muy frágil.
Si a ti no te gusta el ajo, tu perro lo detesta
Cebolla y ajo: ambos contienen tiosulfato, muy difícil de digerir para el perro, mata los glóbulos rojos de la sangre provocando anemia y afecciones gastrointestinales. La sintomatología que se presenta es: debilidad, apatía, pérdida del apetito. La cebolla tiene mayor cantidad de tiosulfato que el ajo.
¡Imagina lo mal que podría sentarle a tu mascota un riquísimo chocolate en leche con pedacitos de queso! Así que la próxima vez que tu perro “te baile y te cante” por un bocado de lo que tú comes… piénsalo antes de complacerlo.

